domingo, 22 de mayo de 2011

TRAS LAS HUELLAS DE SAN AGUSTÍN

Ahora sí, toca irnos despidiendo... En un par de semanas más, esta experiencia agustiniana culminará. He aquí una expresión de lo que significó el Curso y una cierta síntesis de los casi últimos días de clases.

Por: Fr. Luis Alonso, OSA
15 al 21 de mayo 2011
Cuando llegamos a Roma, el tiempo que teníamos por transcurrir parecía bastante, pero a medida que han transcurrido los días entre clases y peregrinajes a lugares santos los meses han pasado volando.  Será por la importancia de los temas junto con las experiencias de conocer nuestras raíces; visitando lugares donde nació y floreció nuestra Orden.  Pese a que hemos conocido lugares de belleza y valor inenarrables, la nostalgia de nuestros lugares de misión se siente cada vez más fuerte.
Los días de nuestra estadía en Santa Mónica estuvieron marcados por las campanas del vaticano que, con precisión habitual, suenan cada hora, al inicio se pensaba que podrían perturbar el silencio sagrado de los hermanos, pero a medida que el sonido se iba haciendo familiar, se hacía urgente el despertador.
Para que no se crea que hemos venido sólo por un viaje turístico o por un tiempo de descanso, el 25 de mayo tenemos que presentar nuestra tesina. Todos los hermanos participantes al curso están revisando algunos detalles y otros como buenos estudiantes ya tienen el trabajo listo y con el tiempo libre para poder estudiar porque aparte del trabajo sostendremos un examen final: Cinco temas!!!!!! Si, así como lo escuchas Camilo. Así que viene bien aquel dicho para todo buen estudiante que quiere aprobar. Cabeza, codo y……..
Esta última semana de clases ha sido una de las más intensas, en cuanto a contenido se refiere. El día lunes 16 de mayo nos  presentó el P. Luis Marín a uno de los profesores de la semana. Adivina adivinador quién era…. Todos, creo desde que llegamos habíamos escuchado este nombre. Pero no fue hasta este día, que tuvimos el privilegio de tenerlo en nuestra aula de clases. Con voz baja y el acento muy propio de un italiano se puso al frente el P. Nello Cipriani, OSA (Provincia de Italia), Doctor en letras clásicas y Doctor en Teología y Ciencias Patrísticas; autor de numerosas publicaciones y conferencias sobre Agustín. Sus primeras palabras fueron: “Van a disculpar este español tan bárbaro que tengo…”. Y sin más preámbulo, mis hermanos afinen oído que el tema que trató es nada más ni menos que “Civitate Dei”.
“La ciudad de Dios” fue definida  por el mismo S. Agustín: “Opus magnum et arduum”, obra grande y difícil.  Es grande por sus dimensiones, por su volumen, porque se extiende con veintidós libros; también una obra difícil debido a su contenido, por tantos temas que afronta, incluso aquellos más complicados. “Pocos libros han ejercido tanta influencia en la historia y en la cultura humana como el de Civitate Dei de San Agustín de Hipona”. Se ha dicho que, después del Antiguo y el Nuevo Testamento, el escrito agustiniano es el que mayor impronta ha dejado en la cultura occidental.





En la misma semana (15-21) se contó con la presencia del P. Miguel Ángel Miñambres, OSA de la (Provincia de España)  quien trató el tema: Antropología desde San Agustín”. ¿El porqué de este tema?
Tiene su razón de ser, hoy más que nunca debemos estar atentos a los avances de la ciencia, por tal razón el P. Miñambres, prefirió titular su exposición “Ciencia y fe”, es decir, cuál es el fundamento para iniciar estos temas de Antropología Teológica desde aquí:
“Dar razón de nuestra esperanza (de nuestra fe)”.  El cristiano, el teólogo que escucha las conclusiones que vienen del lado científico está en mejores condiciones de responder y dar razón de su fe.
La ciencia ofrece una visión del mundo, del hombre y de Dios que no puede ser indiferente a la teología y a la fe. El nuevo beato Juan Pablo II en una carta dirigida al Reverendo George V. Coyne, S.J, Director del Observatorio Vaticano escribe lo siguiente: “La ciencia puede liberar a la religión de error y superstición; la religión puede purificar a la ciencia de idolatría y falsos absolutos”. Precisamente en ese intercambio recíproco ambas se enriquecen. El tema de la ciencia y la fe, o mejor, las relaciones entre la ciencia y la fe, es un tema de gran actualidad.
No se puede negar que el pretendido conflicto entre la ciencia y la fe, responde a una interpretación sesgada de ciertos hechos históricos, que se remonta al siglo XIX. Ello no es óbice para afirmar la perplejidad que la Iglesia ha vivido ante ciertas teorías científicas, ni tampoco la ausencia total de conflictos, especialmente cuando una instancia se entrometió en la otra sin respetar la legítima autonomía. Con estas y otras palabras, el joven profesor, fue tratando el tema entre preguntas y videos vistos en clase.



Seguimos pensando que somos unos afortunados, al estar recibiendo tanto cumulo de conocimiento de hermanos nuestros que han dedicado alma vida y corazón para darnos lo mejor de sí. Les decimos a todos los profesores que estuvieron con nosotros. GRAZIE MILLE…!!!
No duden que la buena semilla depositada en tierra fecunda puede dar muchos frutos. ARRIVEDERCI ROMA!!!

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